viernes, 22 de febrero de 2013

EL MONO DESNUDO


EL MONO DESNUDO 
capítulo 5: Lucha


En un principio se muestra al hombro como un mono tal cual solo que sin pelo, el comportamiento de este primate es menos expresivo por así decirlo, a diferencia de los monos con pelo, el mono sin pelo tiene unas variantes, no anda en manada y solo hay una cabeza por familia, la cual él defenderá.

Cuando el ser humano tiene una reacción de agresión su comportamiento es como el de cualquier animal, los cambios de sus órganos y sistemas responden de la misma manera, aceleración de la respiración, el flujo de la sangre, lo que hace que tenga un impulso, cuando el acto de agresión no se lleva a cabo, el mismo sistema sufre cambios en un momento rápido, lo que en el peor de los casos puede llevar a que el animal sufra un desmayo.

Con los animales, las rendiciones ante una pelea son de varias formas, dependiendo del sexo del animal, y  de la forma de demostrar el rendimiento, regularmente dejan que se les haga una marca de derrota o se vuelven prácticamente en los aseadores del animal ganador.



Con respecto al humano, nuestros rasgos de agresión no son muy diferentes de los animales, de hecho nuestra misma cultura ha hecho que hiciéramos más extenso nuestro repertorio agresivo. Si tenemos en cuenta que, debido al desarrollo cultural de las armas artificiales letales, hemos llegado a ser una especie potencialmente peligrosa, no nos sorprenderá descubrir que poseemos una extraordinaria cantidad de señales de apaciguamiento. Compartimos con los otros primates la básica y sumisa respuesta que consiste en encogernos y gritar. Pero, además, hemos dado forma a una gran variedad de manifestaciones de subordinación.

En el humano cuando se habla de características de la mirada, se dice que muchos utilizan lentes para reforzar la mirada ya que los lentes aportan una expresión ruda, para imponer ante los demás o de igual forma dependiendo del estilo de lentes, se sabrá si el humano quiere reducir la potencia de su mirada.



A diferencia de los chimpancés que para pedir paz levantan la mano, los humanos lo hemos modificado dando un saludo con la mano Si tenemos en cuenta que, debido al desarrollo cultural de las armas artificiales letales, hemos llegado a ser una especie potencialmente peligrosa, no nos sorprenderá descubrir que poseemos una extraordinaria cantidad de señales de apaciguamiento. Compartimos con los otros primates la básica y sumisa respuesta que consiste en encogernos y gritar. Pero, además, hemos dado forma a una gran variedad de manifestaciones de subordinación.

Muchas acciones que hace el humano inconscientemente son esas actitudes de animal que tenemos, por lo regular son sumisas y a la vista de todos parecen completamente normales, pero si se indaga se dará cuenta que es una representación animal lo que hacemos, nuestro subconsciente nos hace que trabajemos de esa manera



Cuando se habla del contacto como tal, se dice que el mono desnudo ataca con las manos a base de puñetazos y oprimiendo al oponente, mientras que los animales, se basan en mordidas, algunos animales, optan por aventar cosas, mientras que el mono desnudo sofistico esa herramienta y ha creado objetos que luchen por el para poder acabar con el enemigo de una manera más rápida. Lo que regularmente pasa en los dos animales es que no se llega a la muerte si uno de ellos se declara vencido, hasta en cierto punto controlan su agresión, al no ver que les respondan la agresión.

El animal quiere la derrota del enemigo, no su muerte; la finalidad de la agresión es el dominio, no la destrucción, y, en el fondo, no parecemos diferentes, a este respecto, de otras especies. Una tercera solución es inventar y fomentar sucedáneos inofensivos y simbólicos de la guerra; pero si éstos fuesen realmente inofensivos servirían muy poco para resolver el verdadero problema.

En sentido de comportamiento, las actividades religiosas consisten en la reunión de grandes grupos de personas para realizar reiterados y prolongados actos de sumisión, al objeto de apaciguar a un individuo dominante.
El individuo dominante en cuestión adopta muchas formas, según las civilizaciones, pero tiene siempre el factor común del poder inmenso. Algunas veces, toma la forma de un animal de especie diferente, o de una versión idealizada de éste. Otras veces, es representado como un miembro más sabio y más viejo de nuestra propia especie.



El mismo hombre a través de sus características culturales se liga con el animal y en cierta forma se identifica con este, plasmándolo en la mayoría de sus creaciones, logotipos de animales en autos, en marcas de ropa, en algunas bandas musicales etc. Es esa imagen de animal que no se deja atrás. Es importante resaltar que naturalmente, no hemos evolucionado para vivir en enormes conglomerados de miles de individuos. Nuestro comportamiento fue orientado para operar en pequeños grupos tribales, compuestos probablemente de menos de cien individuos. Y estas características nos hacen saber que el mono desnudo, no ha cambiado mucho de su condición de animal 

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